lunes, 27 de noviembre de 2006

Jornada 12. Valencia-Real Madrid: la contracrónica

Artículo original por Sidekick en rafanomejodas.info

Noche de toros en Mestalla. Silva, indultado; Villa, devuelto al corral; Cannavaro, embistiendo; Quique, bombero torero; Van Nistelrooy, afeitado; Raúl, matador.

No es frecuente escuchar a Capello reconociendo que su equipo «ha tenido suerte». Anoche, en la rueda de prensa post-partido, lo hizo, y se atrevió incluso a confesar que el resultado «no había sido justo». Lo fuera o no, poco importa, pues los tres puntos volaron hacia Madrid y la derrota deja al Valencia tocado y con visos de hundirse si en las próximas jornadas no empieza a cosechar victorias que necesita como agua de mayo. No lo tendrán fácil los de Quique para reengancharse a sus posibilidades de luchar por el título liguero.

Tras varias horas investigando por diversos diccionarios del castellano en busca del adjetivo que más y mejor pudiera calificar lo visto anoche en Mestalla, no me ha quedado otra alternativa que recurrir a mi prodigiosa memoria, a mis cientos de horas delante de la pantalla del televisor, y al Dr. Iglesias Puga (D.E.P.), para terminar afirmando que el partido fue espuni. Sí, sí, así, como lo leen: espuni. Y si ustedes no saben lo que significa espuni no se preocupen, que yo tampoco lo sé, y probablemente tampoco lo sabía el Dr. Iglesias en el momento de decirlo, pero precisamente por eso es la palabra más adecuada para hablar de lo que sucedió en el Valencia-Real Madrid.

El equipo celebra el gol de Raúl a CañizaresComo suele ser habitual en los últimos años, la polémica y las pasiones se encendieron antes de que diera comienzo el choque, el pasado viernes para ser más exactos, cuando el Comité de Apelación decidía que Megía Dávila no había expulsado a Silva en el encuentro que los valencianistas disputaran el fin de semana anterior ante el Sevilla, y que por tanto podía ser de la partida contra el Real Madrid. Una decisión bastante espuni, todo hay que decirlo.

Y era precisamente Silva el primero en poner en apuros a la defensa madridista. Su banda, la izquierda, estaba cubierta en esta ocasión por un Míchel Salgado que acusaba la inactividad y que se las veía y se las deseaba para frenar las incursiones del canario. Apoyado por un buen Angulo, que falló lo indecible a lo largo de los 90 minutos, Silva fue de los mejores de su equipo.

Mientras la afición se desgañitaba animando a su equipo, el Madrid se encerraba en su área, y Cannavaro tenía que frenar a los atacantes rivales con todas las malas artes que su condición de italiano le confieren. El árbitro le sacaba la primera amarilla en el minuto 6, le perdonaba la expulsión por agarrar a Angulo, que se quedaba prácticamente solo ante Casillas, y se hacía el tonto cuando el nuevo Balón de Oro le enseñaba a Baraja los clásicos agarres de la lucha napolitana a la altura del punto de penalti. Un seguro de vida, este Cannavaro. Con buen criterio, y aludiendo a una supuesta sobrecarga, Capello lo cambiaba en el descanso por Mejía.

En el plano ofensivo, el Madrid sólo se atrevía a salir tímidamente al contraataque, y tenía alguna que otra ocasión en las botas de Robinho y Van Nistelrooy, aunque Cañizares se encargaba de desbaratarlas.

Repudian el balón
El invento de Capello no estaba funcionando. Raúl no es Guti, Diarra no es Redondo, y Emerson hace buenos a ilustres fichajes madridistas como Freddy Rincón o Flavio Conçeiçao. Son ya muchas las veces que desde La Moviola denunciamos que el Madrid no jugará bien al fútbol en tanto en cuanto el centro del campo del Madrid no juegue bien al fútbol. Y lo cierto, es que a día de hoy el centro del campo del Madrid es un desastre. Viendo los planteamientos tácticos del amigo de Roberto Hulk Gómez, a quien por cierto, cada día le resulta más difícil defender a su protegido, es lógico y comprensible que los atacantes del equipo rival lleguen en oleadas hasta el área de Casillas. El Madrid juega con siete tíos por detrás del balón y renuncia a la posesión del mismo. Haciendo gala de una incalculable capacidad para parafrasear a rapsodas del balompié como Jorge Alberto Valdano, Ángel Cappa, Jorge D’Alessandro o Juan Manuel Lillo, puedo afirmar sin temor a equivocarme que «el fútbol va hacia el Madrid, cuando debería ser el Madrid el que va hacia el fútbol».

La primera parte terminaba sin pena ni gloria. El Valencia había dominado el juego y las ocasiones, aunque éstas no terminaban de ser todo lo claras que quería Quique. Villa, había tenido que abandonar el terreno de juego apenas 15 minutos después de iniciado el choque, y su equipo notaba la ausencia del siempre acertado delantero asturiano.

Máximo rendimiento
De poco sirvió el descanso, y los comienzos del segundo asalto se parecían peligrosamente a lo que se había visto durante los primeros 45 minutos. El partido seguía siendo espuni. Mas el madridismo es afortunado y Capello tiene un problema: a este equipo todavía le queda algo de calidad. Y por calidad Reyes conseguía marcharse por la izquierda, profundizar hacia Roberto Carlos, y el brasileño centraba al punto de penalti para que Raúl fusilara a placer a Cañizares. Nunca un equipo haciendo tan poco sacaba tanto rendimiento de su fútbol.

A partir de entonces, el Madrid se echaba atrás y esporádicamente intentaba buscar la portería rival, aunque con poco acierto. Capello le daba la alternativa en un partido de la máxima a Rubén de la Red, que jugó bien y que incluso tuvo una buena oportunidad para finiquitar el encuentro, si no hubiera sido por la rápida actuación de la defensa valencianista.

Los che, conocedores de la delicada situación en la que les dejaba la derrota, intentaban remontar el resultado, aunque se mostraban inoperantes y totalmente incapaces de generar claras situaciones de peligro. Éstas tuvieron que esperar a los últimos minutos, cuando desde la zaga se lanzaban melonazos que sin delantero centro, y con un Angulo voluntarioso pero fallón, acababan despejados por los centrales del Madrid o atrapados por un Casillas que apenas tuvo trabajo, pese al dominio ejercido por el Valencia.

0-1, el Madrid aguanta el ritmo del líder y el Valencia se complica la vida ya en la jornada 12.
VALENCIA 0
Cañizares, Miguel, Ayala, Albiol, Curro Torres (Viana,m.81), Joaquín, Baraja, Pallardó (Tavano,m.72), Silva, Angulo y Villa (Vicente, m.15).
REAL MADRID 1
Casillas, Salgado, Ramos, Cannavaro (Mejía,m.46), R. Carlos, Robinho (De la Red, m.68), Diarra, Emerson, Reyes, Raul y Van Nistelrooy.
Liga. 12ª Jornada
Estadio: Mestalla ante 50.000 espectadores.
Árbitro: Medina Cantalejo (Comité Andaluz). Amonestó por el Real Madrid a Cannavaro, Michel Salgado y Diarra y por el Valencia a Baraja y Joaquín.
Goles: 0-1, m.51: Raúl.

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