domingo, 5 de noviembre de 2006

Dépor-Barça: la contracrónica

Empate justo en un mal partido. Así de rápidamente se puede describir lo que hemos visto esta noche en Riazor. Sin embargo, nos vemos en la obligación de ir un poco más allá en nuestras apreciaciones, y de relatarles de la mejor forma posible la que ha sido nuestra visión de las cosas.
Ronaldinho dedica el gol a Puyol
Llegaba el Barça a La Coruña plagado de bajas, sin Xavi, sin Eto’o, sin Puyol... Y a las bajas que tiene el Barça fuera del terreno de juego, hay que sumar las que tiene sobre el mismo, jugadores de la talla de Deco o Ronaldinho, cuyo estado de forma deja mucho que desear. Estos y otros factores (exceso de confianza, mala planificación de la temporada...) hacen que lo que el año pasado era una máquina de hacer fútbol haya pasado a ser un equipo del montón, plano en ataque y con serios problemas en defensa.

De nuevo se puede hacer de la estadística un excelente barómetro del que esperamos que los sectores más radicales del barcelonismo nos hagan un profundo análisis: Deportivo de la Coruña, 14 faltas; F.C. Barcelona, 26 faltas. «Vinieron a no dejarnos jugar», pensarán los aficionados gallegos, mientras esa extraña sensación del déjà-vu se cuela en sus mentes, «¿no dijo algo así Motta hace unos días? ¡¡Ay carallo!!, espero que no me cobren derechos de autor».

El Barça tuvo la posesión del balón, pero las ocasiones más claras recayeron del lado de un Deportivo que, a decir verdad, tampoco hizo grandes alardes para llevarse los tres puntos.

Dos penaltis sacados de la manga
El que ha creado Caparrós es un equipo incómodo, al que sin embargo le falta mordiente arriba, donde confía toda su suerte a los ex-canteranos blaugrana, Verdú y Cristian, al sosainas Arizmendi, y a un luchador como Riki. Es difícil que así se genere el peligro necesario para derrotar al Barça, pese a lo cual se generó, porque la defensa del Barça se sigue mostrando insegura y descolocada.

Ante la incapacidad de uno y otro equipo para perforar la portería rival, el árbitro se sacó de la manga dos penaltis para que maquillaran un poco el resultado y le dieran vida a lo que se estaba viendo sobre el terreno de juego. El primero, como suele ser habitual, cayó del lado culé, en uno de esos penaltis que sólo lo son cuando se lo medio hacen a sus jugadores. Ronaldinho, magistral, grandioso, descomunal, lo lanzó como sólo él sabe hacerlo: a un lado. Y gol. Al Deportivo entonces le costó reaccionar, y se podía pensar que el Barça acabaría goleando, aprovechando que tenía grogui al Dépor.

A punto de marcar el segundo estuvo Deco, que se plantó prácticamente solo frente a Aouate, pero desde la frontal del área estrellaba el balón en la parte exterior del poste. Y así se mantuvo el partido durante cerca de 40 minutos, con la pelota bostezando, cansada de tanto maltrato, hasta que Medina Cantalejo se inventó el segundo de los penaltis, en una bonita jugada de ataque del Dépor. Lo lanzó Estoyanoff, que había salido minutos antes para darle profundidad a la banda derecha de los coruñeses, lo despejó Valdés, y el balón cayó a pies de Juan Rodríguez que lo empujó esquivando la oposición del portero. Y ahí se acabó la pelota, se acabó el partido y se acabó el fútbol.

Y con el fútbol se acaba el Barça, que no juega a nada por mucho que nos quieran hacer ver lo contrario.

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