domingo, 29 de octubre de 2006

El negocio de atacar al fútbol

Hace ya años que nos empeñamos en otorgarle al fútbol la categoría de negocio, a fin, muy probablemente, de justificar todo lo que sucede tanto dentro como fuera de los terrenos de juego. Sin embargo, si brevemente nos detenemos a analizar su función social, lo que mueve, lo que aporta y lo que quita, nos daremos cuenta de que el fútbol es uno más de esos muchos deportes que mantienen su pureza y ese espíritu casi místico que conquista cientos de millones de corazones alrededor del mundo.

América contra el fútbol (allí lo llaman soccer)

No sé qué cable se cruzaría por la cabeza de la FIFA para irse a montar un mundial de fútbol a EEUU, puesto que no hay país en el mundo más ajeno y más impermeable a los dimes y diretes del balompié. Un estudio previo al inicio del Mundial de 1994 descubrió que varias decenas de millones de yanquis desconocían que allí fuera a celebrarse un Mundial de fútbol. Que no les importaba, vamos.

Algún tiempo después de lo del Mundial, tuve la desafortunada idea de decirle a un norteamericano que «el baseball es un deporte aburrido, porque casi nunca consiguen batear», a lo cual él contestó que «el baseball no es un deporte, sino un pasatiempo, y el fútbol es un deporte en el que de vez en cuando se marca un gol». Visto así, no le faltaba razón. Y no fui yo el que se propuso llevarle la contraria.

Si el fútbol no cala en EEUU es porque se mantienen intactas cosas como el empate (en la MLS no hay empate que valga, se lo juegan a penaltis para determinar un vencedor), el fuera de juego, el gol en propia puerta, y los goles suben al marcador de uno en uno, independientemente del lugar desde el que hayan sido marcados.

Y mientras no haya fútbol de masas en EEUU, país capaz de convertir en negocio la ejecución de un reo, y en el que la tele ha decidido televisar liposucciones a gordas para emitirlas en prime time, el fútbol seguirá manteniéndose puro.

El fútbol, el deporte del pueblo

Es curioso que tras más de 50 años de dictadura, a Castro no se le haya ocurrido hacer del fútbol el deporte nacional de Cuba. Los robolusionarios siguen erre que erre con el baseball, quizás porque con frecuencia le pegan un repaso a los imperialistas anti-castristas del otro lado del estrecho de Florida, pero siendo sensatos, tampoco sería excesivamente complicado ganarles jugando al fútbol, y tendría, por la propia naturaleza del deporte, muchísimo más impacto mundial, con las ventajas publicitarias que ello conlleva y de las que El Comandante podría beneficiarse.

Para jugar al baloncesto, se requiere un balón que bote y una canasta, además de ser alto o relativamente alto. Para jugar al tenis, necesitamos raqueta, red y pelotas de tenis, que también han de botar. El golf requiere palos (hierro y madera), bolas (que no huevos) y un campo, algo inalcanzable si no es usted Zaplana. Y luego tenemos esos estúpidos deportes en los que a un balón se le confiere una elipsoidal forma de melón, a modo y manera de los cráneos de los que los practican, especialmente de los del soccer americano, que entre yardas, hostias y esteroides deben tener el cerebro licuado.

Pero, por su parte, ¿qué necesitamos para jugar al fútbol? Sencillamente un balón, que además no necesita botar, puede ser de trapo, o estar hecho con bolsas y papel cello. Al fútbol se juega con calor y con frío, con lluvia, nieve y viento, en tierra, césped o sobre hormigón.

Preguntémonos lo siguiente: ¿por qué en África, el continente más pobre del planeta, el fútbol triunfa sobre todos los demás deportes? Porque es accesible, básico y sencillo.

Ruinas futbolísticas

Olvídese: ni usted ni yo somos Roman Abramovich, y no podemos permitirnos dilapidar en el fútbol lo que ganamos con el sudor de nuestra frente.

Salvo ocho o diez clubes en el mundo, todos los demás presentan deudas, presupuestos deficitarios, más gastos que ingresos. En nuestra liga, la española, incluso Madrid y Barcelona han debido ingentes cantidades de dinero, y si lo han dejado de deber ha sido gracias al apoyo incondicional de ciertas entidades financieras (CajaMadrid y La Caixa, respectivamente). ¿El resto? Mentira podrida. Dépor, Atlético de Madrid, Valencia, Sevilla, Celta, Espanyol, Betis del Gran Poder... Todos estos clubes deben dinero (por mucho que sus dirigentes nos cuenten que sus economías son transparentes y están saneadas), y eso que son sociedades anónimas deportivas. Siendo así, ¿por qué no cotizan en bolsa? Porque son ruinosas. ¿Quién se forra con el fútbol? Los mismos que pueden forrarse con el ladrillo. ¿Es el fútbol un negocio? Lo es para los mismos de siempre, pero no para el 99% de los mortales que lo vivimos no sólo como un deporte, sino como una pasión.

Se forran cuatro tíos

Tengo un conocido, llamémosle X, que es capaz, en los 90 minutos que dura un partido, de decirte otras tantas veces lo siguiente: «no sé cómo puede gustarte esa mierda: es un deporte de millonarios y putas». Dejando al margen que X no tiene demasiado cerebro, y que el poco que tiene se lo está carcomiendo el consumo de alcohol y, sospecho, de otro tipo de sustancias, X y los que opinan como X no tienen ni puta idea de lo que dicen. Es más, lo que dicen es tan estúpido que me juego un simbólico euro a que son los típicos que mandan mensajes a Salsa Rosa para darle su incondicional apoyo a algún payaso como Dinio o Coto Matamoros.

En España hay más de 500.000 fichas de futbolistas expedidas por la RFEF, lo que significa que, en términos absolutos y dejando de lado mariconadas porcentuales, España es el país del mundo en el que más personas juegan al fútbol de forma federada, por encimas de países que nos doblan o triplican en población (Alemania, Brasil...).

Ahora, la pregunta que yo le hago a X y a los gilipollas como X es: ¿cuántos de esos 500.000 tíos juegan al fútbol para ganarse la vida y/o irse de farra y putas? Invito a los muchos detractores que tiene el fútbol a que se pasen por los campos de entrenamiento de los equipos de barrio cualquier día de entre semana, a eso de las 9 ó 10 de la noche, para comprobar que la mayoría de futbolistas del planeta son panaderos, camioneros, administrativos, cajeros, dependientes, estudiantes, taxistas, guardias de seguridad, oficinistas en general, policías locales, funcionarios...

Negocio el que tienen algunos montado metiéndose con este magnífico deporte y opinando de él sin tener ni puta idea.

OPINA EN EL FORO DE FUTBOL RAFANOMEJODAS
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