martes, 31 de octubre de 2006

Barça-Chelsea: la contracrónica

Escrito por Sidekick.
Tras haber leído y escuchado diversas crónicas del encuentro que anoche enfrentó al Barça y al Chelsea, tengo la sensación de no haber visto el mismo partido que la mayoría de aficionados y periodistas.

El diario Sport justifica el mal resultado del Barça aludiendo al juego sucio del Chelsea, que cometió 31 faltas por las 15 del equipo azulgrana. Sin embargo, el pasado fin de semana, el mismo periódico culé elevaba el juego del Nàstic de Tarragona ante el Real Madrid poco menos que a la categoría del que el Brasil de Garrincha, Pelé, Vavá y Zagallo desarrolló en las décadas de 1950 y 1960, eso sí, sin tener en cuenta que el equipo tarraconense cometió 30 faltas, por las 14 del Madrid. Así pues, se me antoja la siguiente pregunta: ¿qué vimos el pasado sábado y qué vimos anoche? ¿acaso el Chelsea con sus 31 faltas no pudo ser superior al Barça? ¿no quedamos hace unos días en que el Nàstic fue mejor que el Madrid pese a haber cometido el doble de faltas?

Gol de Drogba. Barcelona - Chelsea
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Las personas podemos mentir, pero los números no lo hacen, y tan cierto como verídico es el hecho de que el Chelsea hizo intervenir a Valdés en 10 ocasiones, mientras que Hilario sólo intervino en la mitad: 5. ¿A quién pretendemos engañar? El Barça no ha jugado bien, y el Chelsea ha tenido ocasiones no sólo para empatar el partido, sino incluso para ganarlo. La desgracia del Barça, lo que duele, lo que escuece, es que el Chelsea ha empatado en el minuto 92 cuando algunos ya se frotaban las manos con una suculenta victoria. Pero invito a cualquiera que tenga la posibilidad a visionar de nuevo el partido para que se le refresque la memoria y recuerde las extraordinarias intervenciones de Valdés, dos de ellas a remates de cabeza de Essien y Robben, y una de ellas con un disparo seco del holandés desde fuera de el área. Y eso por no hablar del tiro que se le fue a las nubes a Robben (una vez más, ¡qué noche la suya!) tras una magnifica jugada de contraataque ejecutada desde la banda izquierda por Cole y Lampard, o del remate que Ballack enviaba a la grada después de que Essien le dejara un balón franco en la frontal del área para que el capitán de la selección alemana rematara sin oposición.

El Barça, por desgracia para sus aficionados, ha vuelto a ser un Messi grandioso y un madurado Valdés, porque Ronaldinho sigue pensando en las natillas, Deco está en las nubes, Xavi y Puyol sufren el síndrome “selección española”, Zambrotta es la peor versión del mejor Belleti, Gudjohnsen, aunque lo intenta, no es Eto’o, y pretender sacar de la mediocridad a Motta o Edmilson es como intentar hacer pasar un DYC por un Famous Grouse.

¿Y Rijkaard? Pues Rijkaard debió sentir envidia de Mourinho, y al finalizar el encuentro se comportó como un energúmeno cualquiera, decepcionando a los que como yo sentimos admiración por un tipo que de forma tranquila, pausada y educada ha llevado a lo más alto a un club que hace no mucho tiempo andaba enterrado a varios metros bajo tierra.

Ni el Barça jugó bien, ni mereció ganar el partido, ni el árbitro los perjudicó.

Entonces, ¿qué pasó? Pues pasó que esto es fútbol, que el Chelsea pudo no jugar a nada y aún así ser muy superior al Barça en ocasiones, que este equipo decepciona porque tenía muy mal acostumbrados a los aficionados, y que esa mala costumbre impide ver la realidad con claridad y se buscar hacer de un Barça al que ya, salvo a retazos, no le acompañan ni el juego, ni la suerte, ni los resultados, la versión 4.0 de lo que vimos en temporadas anteriores. Sería, desde luego, una de las primeras veces de la historia en las que una versión, que supuestamente aparece para mejorar la precedente, se muestra tan deficiente.

Preocupante que en Barcelona se piense que el de ayer por la noche fue el mejor Barça de la temporada. Desde aquí, no obstante, me permito llamar a la tranquilidad en la casa blaugrana, pues siguen dependiendo de sí mismos para estar en octavos y revalidar el título de Champions. Nada hace indicar que este Barça, pese a su irregularidad, no sea capaz de imponerse al Levski y al Werder Bremen en sus dos próximos enfrentamientos.

Una última cosa: el Barcelona-Chelsea no fue un buen partido. Fue un partido disputado, reñido e intenso, un partido que siempre impone, pero no un buen partido. Y buena prueba de ello es que de todos los partidos disputados en esta jornada de Champions, el del Camp Nou ha sido el que menos minutos de juego real ha tenido, 40, mientras que en sus partidos el Valencia, el Werder, el Inter, la Roma, el Bayern o el Liverpool han disputado respectivamente 55, 60, 59, 65, 49 y 53 minutos de juego real. ¿Que las faltas tuvieron la culpa? Quizás, luego no fue un buen partido.

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